UN LLAMADO URGENTE A FORMAR LAS EMOCIONES Y EL LIDERAZGO PERSONAL.
Por: Yoli Regino Negrete.
La sociedad actual a nivel
mundial, demanda cada vez más de urgentes desafíos en la formación de sus
hombres y mujeres, por ello el sistema educativo como soporte concreto de la
formación de los ciudadanos, tiene estrecha vinculación y responsabilidad con
las necesidades actuales y con el futuro del mundo en que vivimos, cuyo
dinamismo está cada vez más regulado por los adelantos tecnológicos, la
globalización de las economías, las redes de conocimiento científico en todos
los órdenes del saber y el cuidado de la naturaleza. Teniendo en cuenta lo
anterior, la inteligencia emocional y el liderazgo son considerados como vías
importantes para el desarrollo socio-emocional, complementando la formación
integral del ser humano, permitiendo establecer las bases para la conformación
de sociedades más equitativas y justas, a través del direccionamiento de las
comunidades que orientan su desarrollo en forma sostenible a nivel económico,
social, político y cultural.
“ La educación hoy persigue
proporcionar a la persona una estructura de formación que le permita exponerse
directamente a los estímulos, y extraer de ellos su significado existencial” (Feuerstein,
1980). Para tal fin, es fundamental que al individuo se le garantice la libre
interacción con su ambiente, lo cual debe estar mediado por sus estructuras
cognitivas, que son a su vez objeto de estudio de la educación actual, la cual
pretende formar seres capaces de percibir la realidad con la mayor conciencia
posible, sin sacrificar sus percepciones y creatividad, haciéndola viable para
los demás. Uno de los cambios más significativos aplicables a nuestros entornos
escolares en el campo de psicología y la pedagogía, es el referido a la
inteligencia y la emoción. La primera concebida como un proceso abierto del
desarrollo humano, dinámico, accesible a la construcción y a la modificación, y
la segunda como un factor complejo e inherente al ser humano, que condiciona el
deseo de aprender, donde los padres y medios de comunicación contribuyen en un
alto porcentaje.
Hoy es nuestra preocupación, la dinámica que representa para la calidad de vida de la persona y su formación, la inteligencia emocional y el liderazgo, sus procesos de construcción, sus índices de modificabilidad y las variables que facilitan o dificultan su buen funcionamiento. La función mediadora del individuo en este proceso resulta tan importante como delicada, debido a que se trata de la autorregulación, es decir, de la habilidad para conversar consigo mismo, acerca de su propios dificultades, su proceso de: aprender, observar, investigar, formular, revisar, juzgar y decidir frente a sus reflejos de estabilidad emocional, frente a sus sensibilidades psicológicas por las circunstancias que vive; todo lo anterior como el necesario camino a recorrer para encontrar el conocimiento sobre su propio ser.
Cada sociedad basa su futuro y
progreso en las nuevas generaciones de ciudadanos y ciudadanas que sean capaces
de liderar su propia vida, proyectándose hacia los demás de manera pacífica,
con capacidades intelectuales, interpersonales y afectivas, a través de padres
y docentes que orienten los procesos educativos integrales y con calidad
humana.
Referencia:
Feuerstein,
R. (1980). Instrumental Enrichment. University Parki Press: Baltimore, pág.9.
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