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    El plan de Venezuela y Siria para intentar vender petróleo 'prohibido' a EEUU


    Siria y Venezuela han estado estudiando fórmulas durante los últimos años para esquivar las sanciones internacionales contra Siria. La idea o el plan principal consistía en transportar petróleo sirio haciéndolo pasar por crudo ruso, y desde ese país llevarlo hasta Venezuela y Aruba, donde se refinería y se exportaría como combustible hasta EEUU. El objetivo final era que ese petróleo se vendiese en EEUU. | La OPEP prolonga los recortes de producción hasta marzo de 2018
    Esta idea tenía un claro cabecilla y protagonista, Wilmer Ruperti, un empresario petrolero y magnate del transporte marítimo venezolano. Ruperti ha sido foco de críticas en su país natal por mostrar una proximidad excesiva con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, que pudieron ayudar a este empresario a ganar millones con operaciones relacionadas con el petróleo. Esta nueva estrategia de llevar crudo sirio hasta EEUU era una nueva empresa que el mismo había calificado de muy rentable.
    El plan, que no se había divulgado hasta ahora, tenía como objetivo vender petróleo sirio con un gran descuento a Venezuela a través de una empresa fantasma rusa. Posteriormente, ese petróleo se enviaría desde Venezuela hasta Aruba para refinar y distribuir a estaciones de servicio en EEUU y otros lugares, según muestran docenas de correos electrónicos, documentos y entrevistas. El petróleo cotiza por debajo de 51 dólares tras el acuerdo de la OPEP.
    El plan, que no se llegó a ejecutar, muestra hasta dónde están dispuestas a llegar dos naciones parias para evadir las sanciones aprobadas a nivel internacional. El presidente de Siria, Bashar al-Assad, desacreditado en reiteradas oportunidades durante los últimos seis años por diferentes decisiones que han provocado muertes en una brutal guerra civil, se aferra firmemente al poder.

    La desesperación de Venezuela
    En el caso de Venezuela, el plan forma parte de una agenda internacional, iniciada por el fallecido presidente socialista Hugo Chávez, que convirtió al país en aliado de Irán y Cuba.
    Ahora, bajo el liderazgo de su acosado discípulo, Nicolás Maduro, Venezuela necesita con desesperación efectivo después de años de mala gestión de gobierno que ha llevado a la producción de petróleo a su nivel más bajo en 30 años, y ha sumido la economía en una depresión que ha provocado semanas de terribles protestas a nivel nacional. La iniciativa siria pone de relieve las ambiciones internacionales de Venezuela, indicando que su actual crisis podría tener repercusiones mucho más allá de sus costas.

    No está claro si el plan todavía puede seguir vivo y si ambos países buscan nuevas fórmulas para camuflar este petróleo. El protagonista clave, Wilmer Ruperti admitió en una entrevista telefónica su participación, pero ha asegurado que ya no tenía ninguna relación con esta trama. Funcionarios sirios contactaron con él a comienzos de 2012 durante una fiesta en el Club Sirio de Caracas.
    En ese momento, Ruperti comenzó a alquilar una lujosa casa de huéspedes en la costa norte de Aruba para explorar una refinería y contactar con el agente inmobiliario, Oscar Helmeyer.
    Ruperti tenía la mira puesta en una planta que acababa de cerrar el grupo Valero Energy, con sede en San Antonio. Ruperti se ofreció a pagar a Helmeyer 15 millones de dólares por su ayuda para comprar la refinería, una de las más grandes del mundo, pero finalmente la petrolera estatal venezolana alquiló dicha planta. En una entrevista, Helmeyer aseguró que Ruperti también se reunió con el primer ministro de Aruba, Mike Eman, y otro alto funcionario, Mike de Meza. Ambos rechazaron reiteradas solicitudes de entrevistas.
    En una carta al entonces embajador de Siria en Venezuela Ghassan Abbas, fechada en septiembre de 2012, Ruperti comentaba que el objetivo del plan sería "evitar el boicot que han liderado EEUU y la Unión Europea".



    Patria socialista
    Ruperti propuso encabezar un grupo empresarial llamado "Sirius venezolano" y recomendó un contrato a cinco años para suministrar entre 50.000 y 200.000 barriles diarios de crudo sirio, así como ofrecer también instalaciones con capacidad de almacenamiento para otros 6 millones de barriles sirios. El documento estaba estampado bajo la firma de Ruperti, en cursiva negrita: "Patria socialista, vamos a ganar y vamos a vivir".
    Lo que siguió fue una cadena de comunicaciones entre funcionarios sirios y venezolanos que incluyó a varios ejecutivos de Citgo Petroleum, con sede en Houston, la filial estadounidense de PDVSA, o Petróleos de Venezuela, según dos personas cercanas a la trama y que no quieren ser ifentificadas. Una nota del embajador Abbas instaba a un funcionario venezolano a viajar a Damasco para discutir los volúmenes, los términos y las condiciones del acuerdo.
    En la entrevista telefónica desde Caracas, Ruperti ha explicado que el acuerdo petrolero no tenía la intención de ser una declaración política. "Era una solución logística para ganar mucho dinero", ha asegurado.
    PDVSA no ha respondido a las solicitudes de comentarios. Un representante de Citgo ha explicado que la empresa "no está considerando y no considerará importaciones de crudo sirio para abastecer la Citgo Aruba Refinery".

    Shanno O'Neil, investigador de asuntos latinoamericanos en el Council on Foreign Relations, sostiene que "Siria está buscando alternativas y maneras de esquivar la ley y ha encontrado amigos en América... Si Venezuela está dispuesta a ayudar al régimen de Assad ¿qué más estará dispuesta a hacer?".

    Fuente: El economista

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